Sánchez alaba la «cooperación» con Marruecos en el asalto de Melilla pero Rabat le ocultó la tragedia
El asalto a la valla de Melilla protagonizado este viernes por medio millar de inmigrantes acabó en tragedia con, al menos, 27 fallecidos y decenas de heridos. Según las autoridades marroquíes, las muertes se produjeron al caer los inmigrantes desde la valla y durante una estampida que se registró mientras intentaban acceder a la ciudad autónoma. Además, según estas fuentes, otros 76 inmigrantes resultaron heridos, 13 de gravedad, cuando las fuerzas policiales del país trataban de impedir el salto al lado español.
El asalto, según la Delegación del Gobierno en Melilla, se produjo a las 8:40 horas. Sin embargo, seis horas después, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, celebraba desde Bruselas la «cooperación» de Marruecos para contenerlo y se jactaba incluso de que se había «resuelto bien». El presidente socialista ignoraba el desenlace real porque Rabat, país con el que hace apenas tres meses inauguró una «nueva etapa» en las relaciones, no le informó. Una circunstancia que pone en cuestión la sintonía diplomática con las autoridades marroquíes de la que Sánchez tanto presume tras su cesión histórica con el Sáhara Occidental.
Durante la tarde del viernes, desde los ministerios de Exteriores e Interior se admitió también, a preguntas de OKDIARIO, que el Gobierno no disponía de información alguna procedente de Marruecos. Un dato chocante habida cuenta de la magnitud de la tragedia, como demuestran las dramáticas imágenes de decenas de inmigrantes amontonados en el suelo en las inmediaciones de la valla, muchos de ellos inmóviles, que fueron publicadas por este periódico.
«Colaboración»
Desde que a primera hora de la mañana se produjo el asalto, desde el Ejecutivo se enfatizó, sin embargo, el trabajo «coordinado» con Rabat y la «colaboración activa» de las fuerzas de seguridad marroquíes.
«Marruecos también sufre la presión migratoria y sus fuerzas de seguridad se han empleado a fondo para evitar el asalto violento de la valla. Ha sido un extraordinario trabajo por parte de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado español y de las de Marruecos para frenar un asalto violento que pone en cuestión nuestra integridad territorial», aplaudió el presidente español en una rueda de prensa posterior al Consejo Europeo de Bruselas. «La Gendarmería marroquí se ha empeñado a fondo en tratar de evitar este asalto violento, bien organizado, bien perpetrado y bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad», añadió Sánchez.
Se trata del primer asalto masivo desde la polémica cesión del Gobierno español a Marruecos, avalando su propuesta autonomista en el Sáhara Occidental. Un giro de 180 grados a la política exterior española que Sánchez ejecutó sin consensuar con el resto de partidos, como correspondería en estos asuntos. El presidente argumentó, precisamente, que el motivo principal de las nuevas relaciones con Marruecos era reforzar la colaboración en materia migratoria, una cuestión muy delicada para el Gobierno debido a las llegadas masivas.
A principios de abril, Sánchez viajó a Rabat para mantener un encuentro con el rey Mohamed VI. Tras la visita, ambos celebraron «la construcción de una nueva etapa en su relación bilateral, basada en los principios de transparencia, de diálogo permanente y de respeto mutuo». «Una etapa sin precedentes en las relaciones entre los dos países» que ahora queda en entredicho.
Violencia
La Comandancia de la Guardia Civil activó la alarma anti-intrusión a las 6.40 horas al detectar que cerca de 2.000 inmigrantes que se encontraban en las inmediaciones del Monte Gurugú habían iniciado una aproximación hacia Melilla. Unos 1.500 lograron acercarse. Dos horas después, un grupo de medio millar, «perfectamente organizado y violento», logró romper con una cizalla la puerta de acceso del puesto de control fronterizo de Barrio Chino. 133 lograron acceder al lado español y se encuentran en el Centro de Estancia Temporal de Melilla. Todos ellos varones y, aparentemente, mayores de edad.
La violencia del asalto ha sorprendido a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españoles, sin medios para hacerle frente. 49 agentes de la Guardia Civil también resultaron heridos.
Según fuentes locales, desde hace días se preveía algo así, pues los inmigrantes -la mayoría sudaneses- se habían ido congregando en las montañas cercanas a la frontera. Por ello, los agentes españoles denuncian la falta de previsión por parte del Gobierno en el control de la frontera.
Desde la asociación profesional de la Guardia Civil, Jucil, se ha reclamado incluso que el Ejército participe en la contención de «las avalanchas de personas» que intentan entrar en la ciudad autónoma. Denuncian la falta de medios y personal y aseguran que «para contener este tsunami humano había una veintena de integrantes de los GRS de la Guardia Civil, menos de un agente por cada veinte asaltantes a la valla».
La asociación ha acusado directamente al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de «mirar a otro lado» ante estos problemas y reclama «que no se premie con el permiso para permanecer en España a quienes utilizan la violencia para entrar», porque, afirma, genera efecto llamada.